Un juego trucado.
Si yo le ofreciera jugar con esa moneda, conociendo usted que en la mayoría de las ocasiones va a acontecer que cae del lado que yo elijo, estoy seguro que rechazaría participar en el juego y, casi aseguraría, me miraría con aire reprobatorio, cuando no me calificaría de tramposo; pero, qué ocurriría si la ocurrencia de que la moneda caiga del lado de mi elección es del 98,25% de las ocasiones. Supongo que su negativa sería aún más rotunda.
Aún todo lo anterior, existen situaciones en las que no podemos elegir jugar o no. Durante décadas eso es lo que ha ocurrido en los divorcios en España. Un varón en Segovia que pidiera la custodia de sus hijos en 2009 tenía una probabilidad del 1,75% de obtenerla o, dicho de otra forma, en el 98,25% de las ocasiones su ex mujer o, en un ínfimo porcentaje, la Administración Pública era mejor opción de custodia que él. Y todo sin razonamiento jurídico o técnico válido en la mayor parte de las ocasiones. Lo que inicialmente le pudiera parecer aberrante, ya sea como amante de las matemáticas o del Derecho, fue denunciado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que en 2014 contestó no encontrar en este hecho muestras de apariencia de violación de los derechos y libertades establecidos en el Convención Europea de Derechos Humanos.
La custodia compartida como violación de la Convención Europea de Derechos Humanos